viernes, 12 de febrero de 2010

DISPARATE


Foto: Juan Pomponio



JULIAN CHAPPA NOS ACERCA "DISPARATE"

El disparate es la habitación del fondo de una casona antigua con las paredes forradas de espejos. Situado en los arrabales de la realidad, en los bordes del cuadro de la realidad, es empedernidamente nómade, sobre todo en las noches. Limita por el norte con el absurdo, por el oeste con la espontaneidad, al este con las brumas y Francia. Algunos geógrafos de poca reputación aseguran que por el sur no limita con nada ni con nadie, eso explicaría porqué muchos lo consideran infinito.

El mecanismo que dispara su funcionamiento es consecuencia de situaciones en las que las paredes de la realidad revientan debido a la presión de la imaginación, comenzando a filtrarse la potente luz de la vedada oscuridad. Entre sus escombros (si sabemos observar) existe un mercado persa que sólo espera que una mirada desviada como la nuestra redescubra lo que creíamos conocer.

Las parteras de los disparates saben que sus componentes son irrepetibles, así como la proporción de cada uno. Me produce un placer inconcebible armar el árbol genealógico de un disparate cualquiera, la génesis de ideas y cruces semánticos que chocaron para llegar a ese ejemplar único que nació y murió casi al mismo tiempo. Resulta tragicómico observar cómo se acercan la seriedad y el disparate.

Basta traspasar la fachada de la cosas para darnos cuenta de que las antípodas pueden estar muy cerca. Y hasta ser vecinas. El disparate crece, carcomiendo inevitablemente los cimientos de esta casa sin arquitecto que es la humanidad. Y es cierto, hay países que lo promueven prohibiéndolo.